Injusticias en las notas para la seleccion española de gimnasia ritmica en los Juegos Olimpicos de Londres 2012
Si alguien le hubiera dicho al conjunto español de rítmica hace unos
meses que acabaría cuarto en los Juegos Olímpicos, estas seis chicas y
probablemente también su entrenadora, la rusa Anna Baranova, se habrían
reído. Tan lejos parecían de las mejores, tan duro estaba resultando el
ciclo olímpico, que parecía imposible. Pero cuando el marcador luminoso
del Wembley Arena certificó que era así, que las españolas habían
conseguido el mejor resultado de su historia olímpica desde aquel oro de
Atlanta 96, tampoco saltaron de alegría. Lo celebraron sí, con besos y
abrazos entre las gimnastas y los técnicos, pero luego salió la rabia,
resumida por la coreógrafa Sara Bayón entre lágrimas: “Me ha parecido
injustísimo. Si Italia hubiera hecho un ejercicio perfecto, vale, pero
han tenido un fallo gravísimo y han recibido prácticamente la misma nota
que el primer día”. El oro de Rusia, el cuarto olímpico consecutivo, y
la plata de Bielorrusia no tenían discusión.
Italia no es un país
cualquiera en la rítmica. El conjunto ha ganado los tres últimos
campeonatos del mundo y el presidente de la Federación Internacional de
Gimnasia es desde 1996 el italiano Bruno Grandi. En Londres solo las
había superado Rusia, que parecía inalcanzable, y todos los entendidos
decían que repetirían la plata que ya lograron en Atenas 2004. Por eso,
cuando en el segundo ejercicio del día, ese en el que se cruzan a toda
velocidad tres cintas y dos aros en los últimos compases, una de sus
componentes en medio del apoteósico ejercicio no encontró la cinta que
cayó fuera del tapiz y el público soltó un “oooh”.
Es injustísimo. Si Italia hubiera hecho un ejercicio perfecto, vale, pero han tenido un fallo gravísimo y han recibido prácticamente la misma nota que el primer día”
Sara Bayón
Fue, de hecho, la única penalización clara del día, dos décimas, pues
los ocho equipos compitieron de maravilla, casi todos con pequeñas
imprecisiones pero sin errores garrafales. Salvo Italia. Las azzurri
recibieron 27,325 puntos por ese ejercicio frente a los 27,700 del
primer día, pero en la ejecución la diferencia apenas fue de décima y
media. La nota final (55,450 puntos, medio punto más que España) les
servía para atrapar el bronce.Ahí se acabó la medalla para España, que había competido bien, sin
errores graves, con garra y alegría, y, como siempre, con música
española: Joaquín Rodrigo para las cinco pelotas y la Malagueña de
Lecuona para las cintas y los aros. Entre ambos ejercicios solo tuvieron
15 minutos de descanso, pues salieron las quintas en el primer
ejercicio y las primeras en el segundo y definitivo. “Solo nos ha dado
tiempo de cambiarnos de maillot, ni a repasar ni a probar los aparatos”,
explicaba Lidia Redondo, también a punto del llanto; “creo que salir
primeras también nos ha afectado porque las jueces miden mucho las
notas”.
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