lunes, 3 de diciembre de 2012


Injusticias en las notas para la seleccion española de gimnasia ritmica en los Juegos Olimpicos de Londres 2012

Si alguien le hubiera dicho al conjunto español de rítmica hace unos meses que acabaría cuarto en los Juegos Olímpicos, estas seis chicas y probablemente también su entrenadora, la rusa Anna Baranova, se habrían reído. Tan lejos parecían de las mejores, tan duro estaba resultando el ciclo olímpico, que parecía imposible. Pero cuando el marcador luminoso del Wembley Arena certificó que era así, que las españolas habían conseguido el mejor resultado de su historia olímpica desde aquel oro de Atlanta 96, tampoco saltaron de alegría. Lo celebraron sí, con besos y abrazos entre las gimnastas y los técnicos, pero luego salió la rabia, resumida por la coreógrafa Sara Bayón entre lágrimas: “Me ha parecido injustísimo. Si Italia hubiera hecho un ejercicio perfecto, vale, pero han tenido un fallo gravísimo y han recibido prácticamente la misma nota que el primer día”. El oro de Rusia, el cuarto olímpico consecutivo, y la plata de Bielorrusia no tenían discusión.
Italia no es un país cualquiera en la rítmica. El conjunto ha ganado los tres últimos campeonatos del mundo y el presidente de la Federación Internacional de Gimnasia es desde 1996 el italiano Bruno Grandi. En Londres solo las había superado Rusia, que parecía inalcanzable, y todos los entendidos decían que repetirían la plata que ya lograron en Atenas 2004. Por eso, cuando en el segundo ejercicio del día, ese en el que se cruzan a toda velocidad tres cintas y dos aros en los últimos compases, una de sus componentes en medio del apoteósico ejercicio no encontró la cinta que cayó fuera del tapiz y el público soltó un “oooh”.
Es injustísimo. Si Italia hubiera hecho un ejercicio perfecto, vale, pero han tenido un fallo gravísimo y han recibido prácticamente la misma nota que el primer día”
Sara Bayón
Fue, de hecho, la única penalización clara del día, dos décimas, pues los ocho equipos compitieron de maravilla, casi todos con pequeñas imprecisiones pero sin errores garrafales. Salvo Italia. Las azzurri recibieron 27,325 puntos por ese ejercicio frente a los 27,700 del primer día, pero en la ejecución la diferencia apenas fue de décima y media. La nota final (55,450 puntos, medio punto más que España) les servía para atrapar el bronce.Ahí se acabó la medalla para España, que había competido bien, sin errores graves, con garra y alegría, y, como siempre, con música española: Joaquín Rodrigo para las cinco pelotas y la Malagueña de Lecuona para las cintas y los aros. Entre ambos ejercicios solo tuvieron 15 minutos de descanso, pues salieron las quintas en el primer ejercicio y las primeras en el segundo y definitivo. “Solo nos ha dado tiempo de cambiarnos de maillot, ni a repasar ni a probar los aparatos”, explicaba Lidia Redondo, también a punto del llanto; “creo que salir primeras también nos ha afectado porque las jueces miden mucho las notas”.

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